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MIENTRAS TANTO, MIRA ESTO QUE TE VA A INTERESAR MUCHÍSIMO,
Y QUE MUCHOS NO QUIEREN QUE SEPAS:
Y cómo puedes hacerlo también TÚ, adelgazando lo que quieras
natural y rápidamente, DESDE HOY…!
También vas a descubrir lo que NO quieren que sepas: cómo nos «programan» para engordar, las mentiras de las dietas para adelgazar y porqué la mayoría nunca lo logra…
…y sabrás HOY LA VERDADERA razón por la que AÚN NO
lograste disfrutar de tu vida con tu peso ideal.
Hola, espero que estés muy bien! Soy Sofía Conti, y ayudé a miles de personas a alcanzar su peso ideal, naturalmente, usando el poder de su mente y…
…ahora quiero compartir contigo la historia de Cinthia, una de las miles de personas que consiguió su meta y adelgazó más de 10 kilos en 2 meses…
Cinthia, madre de 2 hijos y con 43 años tenía 10 kilos de sobrepeso.
Si tú también sufres del sobrepeso (no importa si son 2, 5 ó más de 10 kilos) sabes lo mal que puedes llegar a sentirte:
- La frustración cuando te pruebas ropa o te miras al espejo.
- La gordura que se «escapa» cuando te pones algo ajustado.
- La angustia con el sólo pensar en visitar amigas o que tu pareja te vea desnuda.
- El enojo hacia tu al verte en fotos.
- Y ni imaginarte en la playa o la piscina!
- Yo lo sé porque lo viví.
- Y Cinthia también lo sufría cada día de su vida.
Sin embargo, ella creía que las dietas eran la solución.
Y hacer mucho tiempo de aburridos ejercicios físicos.
Y privarse de las comidas que más le gustaban.
Y aún así, NUNCA obtenía los resultados que esperaba.
Y entonces, frustrada, volvía a comer mucho, ya que pensaba:
«Si igual ni adelgazo a pesar de tanto esfuerzo y sacrificio, por lo menos como y disfruto».
Igualmente, a la larga, Cinthia tampoco disfrutaba, porque comía con «culpa».
Porque sentirte gorda/o molesta.
Porque sabes que no es nada saludable (todo lo contrario, ya que corres muchos más riesgos de sufrir diabetes, ataques cardíacos, ACV, cáncer, etc) y no sólo enfermedades complejas, sino sentimientos negativos que afectan tu vida cotidiana, como pesadez en las piernas, presión alta, incomodidad para agacharte, agotamiento, etc.
Cinthia sabía todo esto, pero lo que más le molestaba y angustiaba no era su salud física.
Sino la angustia que sentía cuando se bañaba y su panza no le dejaba ver sus piernas.
En ver, frente al espejo, como su cuerpo (que tan sólo unos años atrás era lindo y atractivo) había perdido su forma por culpa de la grasa acumulada.
Sobre todo en su cara, estómago, caderas y piernas.
Cinthia no entendía bien qué había pasado con su metabolismo.
Ella nunca fue una mujer que necesitara cuidarse con las comidas. De hecho, si bien cada tanto tenía que hacer alguna que otra dieta, engordar más de dos kilos era casi imposible.
Sin embargo, con el paso de los años, y, sobre todo, después de los 38 años, algo empezó a cambiar en ella.
Parecía que aunque comiera menos, su cuerpo engordaba más.
Al revés que antes!
Por supuesto, hizo lo que cualquiera hace:
- intentó invirtiendo mucho dinero en nutricionistas,
- en las «dietas de moda»
- e incluso en un año completo pagó en el gimnasio.
- Pero, aún cuando podía bajar un poco, después volvía a engordar.
Y esta frustración y angustia de no conseguir bajar de peso, sumado al estrés y ansiedad de tener que trabajar para mantener a sus dos hijos…
…y la falta de tiempo para cocinar y comer más sano, terminaron convirtiéndose en un «cocktel» nocivo para el cuerpo y la mente de Cinthia.
En pocos meses parecía otra persona.
12 kilos más!!!
– Una cantidad que – pensaba Cinthia con mucha tristeza – nunca más podría adelgazar!
Llegó a pensar en hacerse una cirugía de estómago, pero tenía demasiado miedo al «bisturí» y, además, los 7000 mil dólares que cuesta este «tratamiento» era demasiado para su presupuesto!
Entonces hizo lo que muchos hacen: «tiró la toalla».
Ya sin esperanza, asumió con dolor que posiblemente sería una «gordita» el resto de su vida.
Que no podría verse ni sentirse cómoda, en la intimidad, frente a su marido.
Que su salud iría empeorando año a año, con riesgo de diabetes y ataques cardíacos, presión alta y colesterol por «el cielo».
Que el espejo se convertiría en un enemigo a evitar a toda costa, y que la ropa iría aumentando de talle al pasar los meses.
Un día Cinthia estaba comiendo en un shopping de Buenos Aires, cuando se cruzó con una amiga de la escuela secundaria que no veía hacía un tiempo.
Y no podía creer lo que sus ojos le mostraban: esa chica que venía hacia ella era casi la misma que 15 años atrás.
Sí, se notaba la madurez en su rostro.
Sí, tenía el pelo quizás más corto.
Pero el cuerpo era prácticamente el mismo!!!
Cómo podía ser que, mientras Cinthia había engordado tanto, ella hubiera «mantenido» su peso durante tanto tiempo?
Después de abrazarla, Cinthia le dijo:
– Estás igual, es increíble.
Su amiga no le respondió, sólo asintió con la cabeza.
Este silencio fue una angustia más en la mente de Cinthia. Ella sabía que su amiga estaba pensando algo así como «y tú estás mucho más gorda y venida a menos».
Por supuesto, después de una charla para ponerse al día, Cinthia no podía aguantar su curiosidad.
Necesitaba saber qué había hecho ella para estar y verse tan bien, tan espléndida, linda y enérgica!
Pensó que quizás era una cuestión de genética, cuando vio que su amiga comía pizza tranquilamente.
No aguantó más y le dijo:
– Discúlpame, pero necesito saberlo: haces algo para estár así, prácticamente igual que hace 15 años, sin un gramo de más? Te cuidas mucho comiendo? Haces ejercicio? O qué?
La respuesta la dejó boquiabierta.
– No, no me cuido. Aprendí que la comida no es mi enemiga. Aprendí a entender cómo funciona mi mente y mi metabolismo, y así puedo comer lo que me gusta, disfrutar de las comidas «prohibidas» por cualquier dieta para adelgazar y aún así mantener mi «peso ideal».
– Tu mente? – le preguntó Cinthia sin entender.
Ella nunca había siquiera supuesto que el secreto para primero adelgazar y luego alcanzar el peso ideal está en el cerebro.
– Pero, entonces…¿no haces dieta? – volvió a preguntar Cinthia.
– No, las dietas no sirven. Te explico rápido: cuando haces dieta pones tu metabolismo en «modo supervivencia». Y tu cuerpo se da cuenta que lo estás «matando de hambre». Y entonces guarda energía (calorías) para «reservar» y gasta menos. Así, no comes y prácticamente no adelgazas. Te pones de mal humor, con ansiedad y estrés. Piensas que hay algo mal en ti. Te frustras y comes de más porque «no valió la pena el sacrificio». Y dejas la dieta. Pero tu cuerpo sigue en modo supervivencia, «acumulando» grasas por las dudas.
Y así es que engordas más rápido, incluso con más kilos que antes, porque estás angustiada, estresada y de mal humor porque «el sacrificio» no sirvió para nada y comes de más.
En ese momento Cinthia supo que era lo que le pasaba a ella. Todo tuvo sentido.
Sin embargo, el asunto de cómo ella había mantenido su «peso ideal» durante tanto tiempo con el «poder de su mente» la intrigaba sobremanera.
– Entiendo todo esto, pero necesito que me expliques qué es eso de «tu mente y tu metabolismo».
– Después que terminé la facultad – le respondió su amiga sonriendo – empecé a trabajar. Y, aunque comía lo mismo que siempre, noté cómo mi peso aumentaba. Era unos pocos gramos por mes, pero, al cabo de un año, había subido 3 kilos de mi peso.
Y eso no me gustó nada.
Hice una dieta, me pasó lo que te expliqué recién, que engordé 4 kilos apenás la terminé y fui a ver a un médico, pensando que había algo mal en mí.
Él me explicó que el problema no era mío, que la mayoría de la gente (9 de cada 10 que hacen dietas) no consigue bajar. Y que la solución estaba en usar nuevos métodos que hacían el cambio primero «adentro» – y se señaló la cabeza – para luego mostrarlo «afuera» – y se señaló su cuerpo.
Cinthia nunca había analizado su exceso de peso desde un punto de vista así. Era verdaderamente revolucionario.
Sin embargo, se dio cuenta que lo que su amiga le decía tenía TODO el SENTIDO del mundo.
– Es algo así como la frase «como es arriba es abajo, sólo que acá es «como es adentro es afuera» – pensó Cinthia.
Su amiga le explicó cómo funcionaba el «Sistema» que ella usaba.
Primero había logrado adelgazar como nunca antes:
- sin sufrir
- sin efecto rebote
- sin dejar de comer lo que más le gustaba.– Incluso puedo comer papas fritas, helado y golosinas si tengo ganas – agregó riendo.Sólo hacía ejercicios físicos cuando tenía ganas, y más por una cuestión de salud.– Descubrí que hacer ejercicios no influye tanto en tu peso, pero que sí es muy importante para la salud y para despejarte la mente – le explicó ella.
– Ok pero necesito que me cuentes bien los pasos para adelgazar, y luego para mantemerme – le pidió Cinthia a su amiga, nerviosa por conocer qué es lo que tenía que hacer para verse así, como ella.
Su amiga, sonriendo como quien nuevamente tiene que dar una lección que conoce muy bien, le dijo a Cinthia que siguiera estos tres pasos y lograría natural, fácil y rápidamente ambas cosas: adelgazar hasta tener tu peso ideal y luego mantenerse.
A Cinthia esto le sonaba un poco «conspiranoico» pero lo dejó pasar.
Ella, viendo que la cara de Cinthia mostraba incredulidad, le preguntó: ¿te pasa que quieres adelgazar pero no puedes? ¿Que es como si te auto-sabotearas todo el tiempo? ¿Que cuando te sientes triste, angustiada, enojada porque peleaste con tu marido, con problemas de trabajo o con falta de dinero, lo primero que haces es ir a buscar comida y la comes sin pensar?
– Sí – respondió Cinthia. Era como si su amiga le hubiera leído la mente.
– Esos son los programas «mentales» a los que me refiero. La mayoría de las veces comemos sin hambre y sin placer, sólo por razones «emocionales» negativas. Eso es lo que aprendí primero a conocer en mi cerebro, a ver y descubrir qué «programas» había en mi mente que me hacían comer de más y luego engordar.
– Y cómo puedo yo encontrar esos programas que hay en mi cabeza – preguntó Cinthia, con una mezcla de curiosidad y descreimiento.
– Eso es lo más fácil. Tienes que hacer unos simples «ejercicios mentales» (como si fueran test, pero más fáciles) y te das cuenta en el momento. Ahí viene el segundo paso….
2. Una vez que descubres tus «programas mentales negativos» tienes que encontrar lo que se llaman «Antídotos Mentales de Éxito». Son como si fueran «vacunas mentales» contra los programas esos que te hacen engordar. Y sabes que descubrí haciendo los «juegos mentales» para esto? Que nunca tuve un verdadero compromiso para adelgazar. Que siempre era un deseo más que una meta en mi vida. Y que cuando aprendí a convertir mis deseos en objetivos concretos, adelgacé fácilmente.
– Y cómo se hacen esos «antídotos mentales» – preguntó Cinthia, ya mucho más abierta y con esperanzas de que sí podría, finalmente, adelgazar.
– Es largo para explicarte acá, porque tienes que seguir una serie de pasos y no los recordarás todos. Pero, si quieres, después te puedo explicar algunos para que apliques hoy mismo.
Cinthia estaba emocionada, motivada y esperenzada.
– Por supuesto que sí – respondió, sin ocultar su ansiedad por conocer esos «pasos».
3. – Lo tercero que tienes que hacer es cambiar, reemplazar, esos pensamientos o programas que te hacen engordar por los antídotos. Cuando cambias eso en tu mente, empiezas a tener ganas de comer más sano, empiezas a disfrutar la comida, incluso las cosas que antes te engordaban, pero que ahora puedes comer sin problemas. Incluso te das cuenta que estás gorda, pero que no eres gorda. Y parece un juego de palabras pero no lo es.
Como Cinthia tenía cara de poker, su amiga le dio el siguiente ejemplo:
– Si hoy aqui, en el shopping, me quedo sin dinero para comprar cosas, no significa que SOY pobre, sino que sólo me quedé sin dinero ahora. Pero no me preocupo ni me frustro, porque sé que mañana podré tener dinero de nuevo. Aquí pasa lo mismo. Cuando haces el «cambio mental para adelgazar», te das cuenta que puede que hoy estés gorda, como consecuencia de que antes no sabías que pasaba todo esto en tu mente. Pero tu ser, tú misma, es la persona con el peso ideal que siempre quisite ser. El estar gorda es algo pasajero. Momentaneo. Algo que a partir de hoy puedes cambiar. Es como si te vieras gorda pero porque tienes varias capas de ropa. Cuando te sacas la ropa que tienes de más, te ves como realmente eres. Aquí es lo mismo: esos kilos de más son como la ropa. Puede parecer raro, pero cuando sigues este «Sistema» lo ves claramente. Y por eso es tan fácil cambiar tus hábitos de «engordar» por hábitos de «adelgazar». Y cuando tu cerebro está convencido, lo haces sin esfuerzo. Como antes engordabas «sin esfuerzo», ahora empiezas a adelgazar «sin esfuerzo».
Por supuesto, como cualquiera haría en esta situación, Cinthia siguió en contacto con su amiga.
Y siguió sus consejos.
Invirtió su tiempo y su dinero en este «Sistema».
Y aplicó las divertidas técnicas y sencillos pasos que allí le enseñaban.
Y pudo ver los cambios en su mente desde los primeros días.
Y 2 kilos menos desde la primer semana.
Y varios menos las semanas siguientes, hasta bajar más de 10 kilos en dos meses