Hace un tiempo, en una reunión con un grupo de amigas, me preguntan qué pruebas había de que la mente podía, usada correctamente, REALIZAR cambios específicos en la materia.

«Yo soy una prueba de ello «- respondí.

Porque fui yo quien, aprendiendo a cambiar mi forma de pensar con respecto a la comida y mi alimentación…

…dejándome de decir que quería «perder kilos» (NADIE quiere perderse nada, y tu mente lo sabe)…

…básicamente, aprendiendo cómo pensar correctamente…

…logré ALCANZAR mi peso ideal de una vez y para siempre. 

Y disfrutar de las comidas que más me gustan, sin «perder la cabeza» en el intento.

Pero tú no me conoces como mis amigas que sí sabían lo excedida de peso que estaba hace varios años.

Tú no sabes si es verdad lo que te estoy contando.

Y puede que digas, con lógico escepticismo: «Sofía: necesito más pruebas para saber que cambiando la mente puedo cambiar mi cuerpo, alcanzar mi peso ideal y vivir sin las frustraciones, angustias, ni traumas que ahora sufro».

A continuación compartiré contigo (brevemente) un estudio científico que demostró cómo, con la mente por sí sola se pueden crear cambios REALES a nivel físico.

Se llama experimento «Richardon», en honor al psicólogo australiano que lo hizo, Alan Richardson.

Richarson eligió a varios jugadores de baloncesto y los dividió en 3 grupos.

En cada grupo, puso a prueba la capacidad de cada jugador para hacer tiros libres.

Tomados los datos iniciales, dividió a cada grupo según la siguiente rutina:

1. El primer grupo practicaría tiros libres 20 minutos todos los días.

2. El segundo sólo se visualizaba a sí mismo haciendo tiros libres, pero no se permitía ninguna práctica real.

3. El tercero grupo ni practicaría ni visualizaría.

Para sorpresa de muchos, los resultados fueron muy llamativos.

En el grupo que sólo visualizaba hubo mejoras notables y significativas. Eran casi TAN buenos como los del grupo que realmente practicaban los tiros libres.

Según detalla Michael Talbot en su «Universo Holográfico», hay otros estudios que convalidan estos experimentos.

Por ejemplo, en otro estudio que reunió a un grupo de atletas soviéticos se los dividió en cuatro grupos.

1-El primer grupo pasaba tiempo entrenando para su deporte. 

2-El segundo grupo se le pidió que entrenara sólo el 25% del tiempo y que pasara el otro 75% visualizando los movimientos precisos y los resultados que querían en su desempeño.

3-El tercer grupo pasó la mitad de su tiempo en el entrenamiento y la otra mitad en la visualización.

4-El cuarto grupo gastó 75% en entrenamiento y 25% en visualización. 

En los Juegos de Invierno, el grupo que sobresalió por sobre los demás fue el que pasó la mayor cantidad de tiempo en la visualización.

Y en los que prácticamente no hubo gran mejora fue entre los que pasaron todo su tiempo entrenando.

Esto demuestra que lo que piensas y cómo lo visualizas tiene un efecto concreto en tus resultados.

Entonces, para qué te pueden servir estos experimentos si quieres adelgazar para siempre?

Lo que te pregunto hoy es qué resultados estás viendo en tu vida con respecto a la comida.

Si siempre te pasó lo mismo, si siempre sufres porque no puedes alcanzar tu peso ideal, quizás sea hora de probar algo diferente, ¿no te parece?

 

 

  • «quiero perder peso»
  • «me encanta la comida y no puedo sacrificarla para bajar»
  • «no tengo motivación constante»
  • «no tengo fuerza de voluntad»
  • «cuando me pruebo ropa me frustro y angustio por mi peso o por como me veo»
  • «me enojo conmigo cuando me veo al espejo»
  • «siento que me defraudé»
  • «tengo vergüenz si me ven sin ropa o cuando salgo a la calle por como me queda la ropa»
  • » creo que ya no tengo opciones porque ya lo intenté varias veces y siempre vuelvo a engordar»

En cada una de estas frases está encerrada una «emoción negativa» que no te permite conseguir tu peso ideal.

No importa cuántas dietas para bajar de peso hagas.

Siempre, eventualmente, volverás a subir de peso y engordarás porque no «corregiste» el problema principal, que está en tu mente, en tu forma equivocada de pensar.

 

 

Te pasó que una canción te puso contenta o triste? O que un aroma te puso de buen humor al recordar un lugar o un momento lindo de tu vida?

O que una imagen te alegró el día?

Sin embargo, esa misma imagen, aroma o sonido, en otra persona, quizás produzcan una emoción negativa. O no produzcan nada.

Esto mismo ocurre con los pensamientos y emociones con la comida.

Tú, hoy día, tienes pensamientos y emociones encontradas. 

Por un lado, quizás, por ejemplo, un chocolate o una bolsa de papas fritas signifiquen placer, aroma y buen gusto…

…y, al mismo tiempo, culpa, frustración y tristeza por falta de voluntad.

Si tu asociación con la comida que más placer te da es negativa, probablemente nunca bajes de peso.

TIENES que cambiar primero tu forma de pensar, esa asociación, para que adelgazar sea algo simple y natural en ti.

Y por eso es tan efectivo en conseguir los resultados que la gente busca a corto, mediano y largo plazo.

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